El jersey que llevaba era un sencillo jersey de rombos que no era ni más bonito ni más feo que cualquiera de mis otros jerseys de aquel Invierno. ¿Por qué hizo ese comentario? No lo sé, pero supongo que sería para despertar en mí un cierto interés hacía él como si eso fuese necesario. Fuese como fuese, me llenaba de dicha el comprobar cómo no pudo contener sus impulsos de espetarme esa frase solo por el mero hecho de llamar mi atención. Eso hizo que estuviese más, incluso todavía más, borde, indiferente y fría con él durante el resto de la fiesta.
De todos modos, no podía evitar sentir cierta curiosidad por saber el efecto que estaba causando en él. Por lo que, aprovechando la excusa de que había bebido mucho, me fui a acostar a la cama con la ¿esperanza tal vez? de que se volviera a repetir lo acaecido 10 meses antes. Por lo que tumbé vestida encima de la cama y me armé de paciencia esperando. Durante los siguientes minutos pude comprobar como se desvanecían mis expectativas pues no apareció. Incluso hasta me plantee volver a la fiesta. Hice bien en no hacerlo.
El murmullo de la fiesta estaba en su máximo apogeo cuando oí girar el pomo de la puerta de mi habitación. Enseguida cerré los ojos y me hice la dormida y la borracha. Tenía los ojos totalmente cerrados, por lo que durante bastantes segundos no supe qué pasó. Fue una espera desesperante. No me atrevía a entreabrir mis ojos para comprobar que pasaba, pues así me delataría por lo que seguí haciéndome la dormida. Finalmente, vencida por la ansiedad y la curiosidad hice un gesto de moverme como dando a entender que tenía pesadillas. Fue suficiente. Al moverme pude ya entreabrir lo suficiente los ojos para comprobar que se trataba de Edu. En mi interior se produjo una satisfacción, lástima que no pudiera manifestarla con una sonrisa.
INDICE DE CAPÍTULOS | << CAPÍTULO 11 | CAPÍTULO 13 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe tu comentario sobre este relato