Todo fue muy rápido, como un sobresalto, pues Edu estaba cuidadosamente jugando con la camisa que me acababa de desprender del vaquero, cuando de repente sin motivo aparente se levantó de un golpe de la cama. Como si le hubiera dado una descarga eléctrica, como si de repente hubiera tomado conciencia de todo lo que estaba pasado y como si le entrase una gran vergüenza y miedo de cómo se estaba desarrollando todo eso.
Noté su respiración más agitada y acelerada. Y, antes de que me diera cuenta, salió de la habitación como si fuese un niño pequeño al que acababa de asustar un monstruo. Nunca supe el porqué de su reacción, solo supe que tras oír cerrar el pomo de la puerta respiré, me relajé y abrí los ojos tratando de asimilar todo lo que había ocurrido hasta entonces. Segundos después oí el ruido de la puerta de la calle al cerrarse. Estaba por fin sola, pues no se oía ya ni un alma en la fiesta.
Lentamente me incorporé, respiré y me senté en la cama. Estaba aturdida, atolondrada y muy confusa por todo lo ocurrido en esa noche. ¿Qué yo me lo había buscado y que probablemente disfrute tanto como él? Es posible, pero desde luego en ese momento jamás me lo reconocí a mí misma. Solo sé que me levanté, anduve torpe y atontadamente por la casa viendo los residuos que había dejado la fiesta y viendo que no acababa de digerir y asimilar lo acontecido decidí acostarme. Fue una sabía decisión, pues 10 segundos después de ponerme el pijama ya estaba completamente dormida. Y esta vez, de verdad.
INDICE DE CAPÍTULOS | << CAPÍTULO 19 | CAPÍTULO 21 >> |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe tu comentario sobre este relato